sábado, 30 de marzo de 2013

Superhéroe Solar



El martes terminé esta pintura.  Es una tela de 100x80cm, acrílico y collage. Acá se ve la influencia de mis alumnos en la escuela. La figura y el sol primero los dibujé sobre papel, en tinta, y los coloreé con lápices. Es la técnica que usan los chicos en la escuela, lapiceras y lápices de colores. Eso lo recorté y lo pegué sobre la tela. Además el boceto era en esa técnica.
 Es raro como me siento con esto... quizás sea mi mejor pintura. Es decir que sigo aprendiendo. Pero fue a pesar de mi mismo que quedó así. Yo no tengo ganas de pintar más. Nunca me sirvió absolutamente para nada pintar, y no hay ninguna perspectiva de que esto vaya a mejorar en algún momento. La pintura solamente me sirve para perder tiempo y plata, es como cualquier vicio. Además es algo que lo va erosionando moralmente a uno. Porque para pintar hay que practicar un juicio constante, se pinta "valorando", criticando qué está bien y qué hay que cambiar. Lo que se cambia es lo que se va pintando. En ese juicio está comprometido el sentimiento, es un juicio estético. Ahora bien... ese juicio se da en el vacío, no hay ningún resultado en el mundo real. Soy como esos locos que acumulan basura. 

 Bueno... el boceto era esto:



Lo que veo es que sumó mucho trabajar con un boceto previo. Pero el boceto no es de la composición general, es más bien del tema, la figura. Y eso cambió todo. Yo hace tiempo que estaba bastante en contra de los bocetos en mi pintura de caballete, porque generalmente el boceto queda mejor que la obra... pero esto es como algo intermedio. Porque en el boceto no resuelvo el cuadro. Hasta la técnica es muy diferente, el dibujo está coloreado, tiene el fondo blanco...

Siento que es una buena manera de encarar una tela así, un poco más grande que lo que venía pintando.

También  practiqué esa técnica, antes, en un  par de telas más chicas:









La Yoko Ono del surrealismo

Creo que todavía queda algo en el surrealismo. Estoy leyendo biografías. De André Breton, de Salvador Dalí, de Gala. En la vida de las figur...