¿Y que significa que lo hagan los dioses?
Bueno, según Jung los dioses serían los arquetipos, el inconsciente colectivo. Durante muchos años aclaraba que él no estaba haciendo un planteo metafísico, sino que hablaba de los dioses como un hecho psicológico. Pero en sus últimos años trabajó con el físico Wolfgang Pauli, premio nobel de física... En el último capítulo de "El Hombre y sus Símbolos" Marie Louise von Franz explica de una manera sencilla lo que encontraron:
Los inesperados paralelismos de ideas en psicología y física sugieren, como señala Jung, una posible y definitiva unicidad de ambos campos de realidad, que estudian la física y la psicología, es decir, una unicidad psicofísica de todos los fenómenos de la vida. Jung estaba incluso convencido de que lo que él llamaba el inconsciente se enlazaba, de algún modo, con la estructura de la materia inorgánica, un enlace al que parece apuntar el problema de las enfermedades llamadas "psicosomáticas". El concepto de una idea unitaria de la realidad (que ha sido seguido por Pauli y Erich Neumann) fue llamado el unus mundus ( el mundo único, dentro del cual la materia y la psique no están, sin embargo, discriminadas o separadas en realidad). Preparó el camino para tal punto de vista unitario, señalando que un arquetipo muestra un aspecto "psicoide" (es decir, no puramente psíquico, sino casi material) cuando "aparece en un suceso sincrónico, pues tal suceso es, en efecto, un arreglo significativo de hechos psíquicos interiores y hechos externos. ("El Hombre y sus Símbolos", p.331. Caralt Editor S.A. 1976)Es una idea que deja muchas posibilidades abiertas. Si los arquetipos están enlazados con la estructura de la materia pueden transmitir conocimientos técnicos, como en los mitos. Que haya habido un Inca que encarnara tan completamente el arquetipo como para tener conocimientos dignos de extraterrestres es casi tan inverosímil como que hubieran venido extraterrestres a enseñar ingeniería... Pero en el fondo es lo mismo que creen todos los millones de cristianos que hay actualmente, que hubo un Hijo de Dios, que Dios se encarnó. Y los cristianos, además de eso, creen que la madre era virgen...
Esto también explicaría porqué las construcciones no son compatibles con ese horizonte cultural. Porque algo así no pudo haber sido regular. Gustavo Fernandez dice "Veo aquì una “ inyección” errática y casual de un conocimiento externo" . Jung siempre aclaraba que los sucesos sincrónicos no son regulares, eso explicaría la aparición errática y "casual" (definía a la sincronicidad como "la simultaneidad de dos sucesos vinculados por el sentido pero de manera acausal") de estos conocimientos .
Hay otra razón para que no me guste mucho lo de los extraterrestres. Es una forma extrema de concretizar el arquetipo, proyectar arriba todo lo valioso. De hecho se lo proyecta más que lejos que si se tratara de un Dios. Los extraterrestres ni siquiera están en el cielo, están más lejos. En cambio la concepción de Dios como un contenido psíquico autónomo lo convierte en un problema moral, por más que algo a ese nivel igual esté muy lejos.Acá está la parte del post donde muestra e interpreta las fotos:
¿cuál es el criterio para decidir que una tecnología, por avanzada que aparezca, podría seguir siendo “humana” y otra no?. “Mi” criterio –que no tienen por qué compartir, claro- es provisorio: cuando la mecánica aplicada para los efectos obtenidos no sólo sea incompatible con el horizonte cultural, sino que destaque del entorno donde se manifiesta. Tomen `por caso estos ejemplos.
Los aterrazamientos inkas. Es decir, la construcciòn de centenares, miles de kilómetros por toda su geografía de andenes o terrazas, para cultivo, prevenciòn de la erosiòn y otros usos. El trabajo es monumental. Comprendan ustedes que se trata de levantar, primero, un muro de “pirca” –acumulaciòn estable de piedras- paralelo a la pared de la montaña, a una distancia de ésta de un par de metros o decena de ellos, y de una altura de entre dos y tres metros, todo el largo del tramo que se quiere aterrizar y desde dos a cuarenta niveles distintos sobre la misma montaña. Y luego rellenar, a mano, todo ese espacio entre el muro y la pared hasta consolidar la tierra a la altura de la última hilera de piedras del muro. Recorrer Perú y otras naciones viendo, como escribì, centenares de kilómetros de terrazas es apabullante. Pero factible en términos de iniciativa humana.
Pisaj, un centro administrativo en el Valle Sagrado, es también magnífico. Pero sus construcciones tomadas individualmente, no despirtan problemas. Sólo cabe pensar en miles de hombres trabajando durante décads de manera comunitaria.
Pero en Sajsaywaman y Ollantaytambo….
Aquí aparecen los ejemplos que referí. De pronto, en medio de una sucesiòn de construcciones “humanas” aparece algo exótico, imposible, increíble. Superamos una barda de piedras apiladas con arte y esmero pero dentro de los cánones previsibles y topamos con un muro de rocas graníticas ciclópeas, pulidas milimétricamente, en formas extrañas e innecesariamente exageradas, planteando problemas técnicos irresolubles.
Algunos tratan de explicarlas diciendo que las construcciones bastas eran para las clases bajas y las complicadas, para las altas. Me parece una tontería. En primer lugar porque implica, sin fundamento, una discriminación. Y en segundo lugar, porque en general las construcciones “imposibles” se intercalan con las sencillas.
Otros, sugieren que son “épocas” de construcciòn distintas. Tampoco. Porque pertenecen a los mismos horizontes culturales, y por las razones señaladas arriba.
Veo aquì una “inyecciòn” errática y casual de un conocimiento externo.
En Medicina, el uso masivo y eficiente de herbolaria natural cae en un paradigma humano. Que en medio de intervenciones médicas artesanales aparezcan trepanaciones de cráneo para extirpar tumores y descomprimir hematomas subdurales con una eficiencia comprobada de cuando menos un 85 %, no.
No imagino extraterrestres moviendo piedras. Ni siquiera dirigiendo las construcciones. Imagino extraterrestres que en un pasado remoto legaron conocimientos y técnicas a humanos, y que con el paso del tiempo las técnicas y los conocimientos se fueron deteriorando y perdiendo en parte, y en parte sobreviviendo por transmisión. Por ejemplo, primero a la cultura madre de Tiwanaku y adquirida por los inkas cuando luego de 1435 extendieron su imperio hacia el sur. Porque las grampas de bronce que unen las piedras, en el PumaPunku y en el Qoricancha son exactamente las mismas, por ejemplo, además de muchas otras características. O el episódico pero interesante ejemplo de “la brújula del inka”, una piedra que se encuentra en el altar mayor de Machu Picchu que reproduce exactamente la forma romboidal de la Cruz del Sur, y cuyo “brazo” más largo se encuentra orientado de exacta manera magnética en el eje Norte – Sur, como vemos en la foto. Y si bien en el cielo el eje mayor de la Cruz del Sur no se orienta así, la misma de todos modos es perfecta para usarla de brújula, de acuerdo al dibujo que ejemplifica cómo.
Esto explica porqué en América, como en Egipto y tantos otros lugares, se observa el fenómeno del “aletargamiento cultural”. Pueblos nómades, cazadores, recolectores, pescadores, sorpresivamente aparecen exhibiendo un desarrollo civilizatorio impresionante, un “pico” al cual nunca retornan y comienzan a decaer con los siglos.
Obsérvense, entonces, estas imágenes. Porque plantean demasiados interrogantes.
No se conformaron con mover, como en el Templo de Ollantaytambo, seis bloques de granito rojo o pórfido (recordemos: el material de trabajo preferido en las Pirámides de Gizeh) de entre 40 y 120 toneladas de peso cada uno. No se conformaron con haberlos traído, no de una cantera inmediata –que de todos modos impondría un trabajo excepcional- sino de la montaña Choquisaca, del otro lado del valle y de su río Urubamba.
No se conformaron con encajar piedra contra piedra de una forma ya legendaria, sino que le dieron curvas, mínimos ángulos de encastre, casi jugaron con las rocas como si éstas hubieran sido ablandadas por acciòn de algún agente desconocido y moldeadas como arcilla para luego solidificarlas, pulidas hasta que al pasar sobre ellas la mano parezcan mármol.
No les bastó con hacer fuentes de agua que siglos después siguen funcionando perfectamente. En una de ellas, conocedores de aspectos casi esotéricos de la hidrodinámica, lograron que al pasar la mano por una de las aristas de esta fuente, donde el chorro de agua “salta” por efecto de la inercia y la gravedad al centro de la misma, deje de hacerlo y se disipe contra el muro para volver a “saltar cuando se acaricia, casi como si fuera un “Touch screen” su superficie…
Excelente como siempre! Aplausos!
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