martes, 17 de junio de 2014

Acuñar la verdad


Recién pensaba en lo que es verdad y lo que no. Este dibujito lo hice hace un rato, en una jornada docente en la escuela nocturna en la que trabajo. Y... ¿Viste cuando en una reunión parás de escuchar y mirás?
Mirar a las otras personas mientras hablan, mirar desde afuera. Me impresionó cómo cada uno hablaba espontáneamente dentro de los límites de acuerdos tácitos ¿No? Lo hacían para desahogarse, pero se desahogaban dentro de los límites ¿Qué significa esto?  El límite es la acción. No hay que decir nada que implique que alguien tenga que hacerse cargo de algo y trabajar, porque te puede tocar a vos. Bueno, fueron 80 minutos de eso...

Lo que a mi me impresionó es que alguien pueda ser lo suficientemente inconsciente como para cumplir los acuerdos tácitos aún perdiéndolos de vista. Y lo digo porque si uno tiene presentes los límites mientras habla se pierde el efecto catártico.

Bueno, todo esto viene a que el dibujo también tiene un efecto catártico. De hecho durante la reunión dibujé mejor de lo que lo hubiera hecho si hubiese estado dibujando aburrido en la preceptoría. De alguna manera misteriosa las emociones del momento se filtran en el dibujo. Y eso se nota en la imagen, que es bastante grotesca y maligna. Plutoniana. Me parece que si uno le mostrara este dibujo a las autoridades y les dijera que esa es mi opinión sobre lo que están diciendo, y sobre su trabajo, lo entenderían perfectamente.

Por supuesto que no lo mostré. Pero en ese sentido este dibujo dice la verdad.

Y ahora pensaba en eso, en la verdad. En la importancia de estar con la verdad. No de decir la verdad, sino de estar, de acumular verdad.  La verdad es eso de lo que uno está hecho. Y me gustó pensar el dibujo así, como una manera de acuñar la verdad.  

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